41 Muerte y campanas

Cuando alguien estaba a punto de morir, se tocaban las campanas a "agonía", que era cuando se hacía el viático. Cuando moría, se tocaba a muerto y los vecinos acudían a la casa a dar el pésame. En el pueblo había un sacristán, al que se pagaba con trigo, que era el encargado de tocar las campanas tres veces al día: por la misa de la mañana, a las doce en punto para el rezo del Ángelus y el toque de oración de la noche.


 

secuencias de Joaquín Navarro Marqués